3 razones por las que la economía de Perú sigue creciendo

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Perú vive una inestabilidad política permanente.

Desde el año 2017 ha tenido cinco presidentes. El último, Pedro Castillo, enfrenta diferentes procesos por corrupción, luego de que fuera apartado del poder. 

En su lugar Dina Boluarte asumió, el 7 de diciembre de 2022, por sucesión presidencial la conducción del país.
No obstante, la economía de Perú ha acumulado durante 30 años un crecimiento sostenido, solo interrumpido ocasionalmente por conflictos políticos, que ha llevado a muchos expertos a discutir este fenómeno al que incluso consideran “un milagro económico”.

Las cifras son elocuentes. Según el Banco Mundial, el Producto Interno Bruto ha multiplicado al menos seis veces su valor desde 1993 y si en 2001 un 20.3% de los peruanos vivía con menos de 2,15 dólares al día, en 2022 esa cifra se había reducido aproximadamente al 5.8%.

En perspectiva, se puede afirmar que las últimas tres décadas han sido quizá las mejores de la historia peruana; actualmente ningún país puede mostrar un récord igual en caída de la pobreza.

¿Cómo ha logrado la economía progresar en medio de la permanente tormenta política peruana? Hay tres razones principales:

Un banco central independiente

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Julio Velarde, director del Banco Central, una de las instituciones claves para explicar la estabilidad económica de Perú.

Muchos expertos coinciden en que la independencia del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) y su solvente y eficiente manejo de la política monetaria han sido uno de los pilares del equilibrio económico.
La independencia que la Constitución de 1993 le dio al BCRP le ha permitido tener un manejo muy técnico y profesional, totalmente desligado del ciclo económico y político.

El directorio de siete miembros del Banco es seleccionado por el Gobierno y el Congreso, pero esto no limita la independencia de funciones.

A pesar a los constantes cambios de rumbo en el Gobierno y el Congreso peruanos, el Banco Central ha podido seguir una política centrada en el equilibrio fiscal, contener la inflación y mantener el valor del sol, la moneda peruana.

El Banco Central a pesar de las condiciones difíciles, por las presiones inflacionarias externas, ha tenido que reaccionar elevando fuertemente la tasa de interés.

Otro elemento crucial es que el Banco ha logrado acumular más de US$74.000 millones en reservas internacionales, unas de las más altas de América Latina en porcentaje del PIB. 

Estas reservas son una especie de seguro oncológico para Perú y le permiten actuar ante circunstancias complicadas que derrumbarían a cualquier país.

Ese colchón financiero es también una de las razones por las que Perú es uno de los países con la deuda pública más baja de la región.

Un modelo económico blindado en la Constitución

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La moneda peruana es una de las más estables de la región.

El modelo económico aplicado en Perú en los últimos años ha sido el consagrado en su Constitución Política de 1993, aprobada durante el gobierno de Alberto Fujimori y criticada por muchos. 

La Constitución impide en su artículo 62 que los contratos firmados puedan ser modificados por leyes posteriores, lo que ha supuesto una fuerte protección para las compañías extranjeras que invierten en el país, ya que tienen la garantía de que las condiciones de sus operaciones no se verán alteradas.

Para muchas esto ha alejado el miedo a las expropiaciones y nacionalizaciones habituales en otros países de América Latina, lo que ha permitido al país captar grandes volúmenes de inversión, aunque los críticos señalan que el trato con las multinacionales en la exportación de las materias primas, sobre todo minerales, no es justo y reclaman mayor poder de negociación para el Estado.

En la campaña que le llevó a la presidencia, Pedro Castillo hizo de la renegociación con las compañías extranjeras una de sus banderas, pero su gobierno no logró concretar esas promesas.

Otro punto clave es el artículo 79, que estipula que el Congreso no posee iniciativa para crear ni aumentar los gastos públicos, lo que ha contribuido al equilibrio fiscal de los últimos años.

Los retos pendientes

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Perú ha vivido estallidos de protestas en los últimos años.

Los progresos de los últimos años no han resuelto todos los problemas del país y no faltan las voces y señalizaciones sobre los beneficios del crecimiento que no se han repartido con justicia.

Un dardo a los gobernantes a todos los niveles en un país en el que la falta de capacidad de gestión de los organismos públicos y los frecuentes escándalos de corrupción se han convertido en principales preocupaciones.

Y es que todo el crecimiento de las últimas décadas no ha servido para corregir las deficiencias en infraestructuras, suministro de recursos esenciales como el agua o los servicios públicos de salud, que quedaron especialmente en evidencia durante la pandemia.

El pronóstico para el futuro próximo no es muy halagüeño. La inversión minera, tradicional motor del crecimiento, parece haber echado el freno a causa de la incertidumbre y los constantes conflictos sociales en torno a las grandes explotaciones. 

Y el contexto internacional, marcado por la inflación y la guerra en Ucrania tampoco invitan al optimismo para una economía como la peruana, que, por su carácter abierto, es altamente permeable a lo que sucede en el exterior.

El BCRP prevé un crecimiento del 3% interanual este año y el próximo, por debajo de lo que se necesita para seguir reduciendo la pobreza. Crecer más y que los beneficios lleguen a todos los peruanos serán el reto para mantener con vida “el milagro peruano”.

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